Te dejamos con 5 trucos de chef para ser un maestro del cuchillo.
Cuando nos ponemos a cocinar, sobre todo si somos novatos en el tema, hay una cosa que no falla nunca, el miedo a cortarte con los cuchillos. Porque, quien más y quién menos, todos nos hemos llevado un susto a la hora de cocinar. ¿La parte buena? Que con estos 5 trucos lo más probable es que no te vuelva a pasar en mucho tiempo (a menos que te despistes).
Usa un buen cuchillo
No irías dar una vuelta en un coche destartalado, ¿verdad? Pues con los utensilios de cocina sucede lo mismo. Ningún maestro del cuchillo se pondrá a preparar un plato con un cuchillo que se cae a pedazos, no corta o es incómodo. ¿Qué puedes hacer para solucionarlo? De entrada, encontrar TU cuchillo. Es decir, no vale con coger el primero que veas y a cortar. Lo suyo es que estés cómodo con el agarre, el peso y la forma.
De esta forma no solo no te dejarás la mano haciendo fuerza para cortar, si no que, además, te resultará más sencillo manejarte al hacer distintas cosas con tu nuevo mejor amigo.
No hay nada más peligroso que un cuchillo sin afilar
Un cuchillo afilado puede dar miedo, porque a nada que falles, te vas a cortar. Sin embargo, todo maestro del cuchillo sabe que es mucho más peligroso un cuchillo sin filo. Primero, porque es más probable que resbale en lo que sea que estás cortando, especialmente si son verduras. Segundo, porque tendrás que hacer mucha más fuerza para conseguir el mismo resultado. Algo que se traduce en que, seguramente, termines con un corte en la mano.
¿La solución? Afilar tus cuchillos para que estén siempre en condiciones óptimas. Por eso, con Shizzuo puedes adquirir también el afilador de cuchillos universal apto para todo tipo de cuchillos, de uso sencillo e intuitivo y con un tamaño idóneo para guardarlo en casa.
Un cuchillo para cada ocasión
No es lo mismo filetear un salmón que partir un vegetal, del mismo modo que ninguna de las dos cosas se parecen a pelar una patata. ¿Qué quiero decir con esto? Que no hay un “cuchillo para todo”. Sí, se puede usar el mismo cuchillo para todo, pero es una experiencia que no va a acabar bien, te lo decimos por experiencia. Cada tarea requiere de unas características concretas para no liarla, y cada hoja es un mundo.
Si lo tuyo es trocear, ya sea carne, pescado, frutas o verduras, lo suyo es que uses un cuchillo de Chef grande, de los de asesino en serie. Si por el contrario vas a deshuesar o quitarle la piel a algún bicho, un cuchillo más corto y flexible será lo idóneo. Para pelar lo tenemos claro, hoja corta y manejable, nada de andar dándole vueltas al cuchillo alrededor de la comida.
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No cojas el cuchillo de cualquier manera
Lo básico e imprescindible para no armar un jaleo en la cocina es saber cómo agarrar tus herramientas. Y si no cogerías una cuchara como si fuera un palillo, con los cuchillos funciona igual, hay que conocer la técnica. Por suerte para ti, te vamos a convertir en un maestro del cuchillo, así que presta atención. Lo más importante es tener el control de la hoja, por lo que tendremos que mover la mano hacia ella. Es decir, sujetamos el mango y la hoja a la vez. De esta forma, aunque se te resbale el cuchillo, tendrás el control del mismo.
También es importante saber como colocar la mano “que sujeta”. Es decir, la que sostiene lo que vayamos a cortar. La técnica más usada en todo el mundo es la que vamos a llamar “la garra de oso”. ¿De qué va? Pues de sujetar las cosas como si tu mano fuera una garra. Nada de estirar los dedos, todo bien sujeto y apoyándonos en las falanges para evitar cortarnos. Una vez más, es mejor que lo veáis, así que os dejamos un ejemplo en vídeo.
¡Presta atención!
Puede sonar de cajón, pero 9 de cada 10 veces que nos hacemos daño en la cocina es culpa de estar a por uvas. La décima es porque ha sido un día largo y no hay que tenerla en cuenta, todos hemos estado ahí. Si estás cortando una calabaza en cubitos, estás cortando una calabaza en cubitos, no mirando al infinito mientras te juegas los dedos.
Vale, puedes estar hablando mientras lo haces, o escuchando música, pero tus ojos siempre en lo que estás cortando, que luego vienen los lloros. Cuando seas una auténtica máquina de manejar cuchillos ya puedes hacer lo que quieras, pero mientras tanto, ¡presta atención!