Ficha estas ideas para hacer tus patatas fritas caseras con un twist.
Nos encantan las patatas fritas, eso es un hecho. Si no te gustan, probablemente seas mala persona. Lo siento, es lo que hay. Pero claro, con lo que engordan, son casi el fruto prohibido del Edén. A menos, por supuesto, que sepas reducir las calorías que tienen, en ese caso, la cosa cambia. Y eso mismo te venimos a traer hoy, la alternativa definitiva a las patatas fritas. Saben prácticamente igual, llevan menos trabajo y encima tienes menos que limpiar después, ¿Qué mas se puede pedir? Ah, sí, que se preparen más fácilmente. Para eso tenemos la mejor ayuda en la cocina: la tabla de cocina TupperChop.
Siguen siendo patatas “fritas”
Esta receta que lo está petando en las redes sociales sigue siendo de patatas, y, de hecho, si no te dijeran lo contrario, es hasta posible que no supieras que no son patatas fritas. Pero ahí está la magia de la cocina, el poder hacer “healthy” tus platos favoritos. La magia empieza igual que a la hora de hacer el plato prohibido, con patatas. Aquí entre en juego tu preferencia, si te gustan con piel, con piel, si eres de patatas amarillas y perfectas, manos a la obra, como a ti te gusten.
Y para cortarlas de manera sencilla y segura, ¡¡nada como TupperChop!! TupperChop se presenta como un tupper cuyo fondo se encuentra dividido en 2 recipientes en los que podrás depositar tus alimentos ya preparados, o bien ponerlos a remojo o a escurrir. ¡Ideal para dejar escurriendo las patatas y quitarles el almidón para que sean más digestivas!
Lo siguiente es un paso clave, sazonarlas. En un bol echa media cucharada de aceite y dos pellizcos de sal por cada 200g de patatas si quieres las “básicas”, las de toda la vida. Mezcla la sal con el aceite y cubre las patatas, deberían quedar cubiertas por una finísima capa de aceite. Ahora llega el momento de pre-calentar el horno a 180ºC y, cuando ya tenga temperatura, meter las patatas en la bandeja. Eso sí, dejando separación suficiente entre ellas.
Dale un toque diferente
Esa es la versión básica, la que le gusta a absolutamente todo el mundo. Pero no es, ni de lejos, la única. ¿Nuestra favorita? La que imita a las “Patatas Deluxe” del McDonald’s. Esta vez hay que lavar bien las patatas, porque vamos a dejar la piel puesta. También hay que cortarlas de forma diferente, en trozos más “gorditos” en lugar de los clásicos bastones. Llegados a este punto puedes tomar dos caminos, uno rápido y uno más lento, pero con el toque “gourmet”.
Aquí viene otro cambio, porque las especias van a subir de nivel. Mantenemos la sal y el aceite, pero vamos a añadirle ajo y cebolla en polvo, pimienta negra, pimentón dulce o paprika y un ligero toque de cayena en polvo (que puedes omitir si no eres fan del picante). La mezcla quedará algo más espesa que solo con la sal, pero es normal. Una vez más, cubrimos las patatas con las especias y el aceite y ponemos durante 25-30 minutos (o hasta alcanzar el color y el crujiente deseado) en un horno a 180ºC.
Todavía menos esfuerzo
Si no quieres andar trasteando con el horno pero tampoco quieres renunciar a la alternativa definitiva a las patatas fritas, estás de suerte. Porque hay otra opción. ¿Cuál? Usar una freidora de aire. Si no tienes una, puede ser el momento ideal para añadirla a tu cocina, porque tiene mil y un usos, si ya la tienes, estás de enhorabuena. ¿Cómo funcionaría el asunto? Casi sin que hagas nada.
Con TupperChop además las podrás preparar de manera segura e higiénica, ya que la estabilidad que te aporta evitará que sufras molestos cortes al pelarlas y prepararlas en bastones o gajos.
Pelas las patatas, las cortas como prefieras y a la freidora de aire. Así de simple, así de rápido. Eso si, no te vayas a olvidar de ponerles sal cuando aún estén calientes, que puedes arruinarte para siempre las patatas fritas.